viernes, 25 de febrero de 2011

De crucero por sus vinos

No es lo mismo “los vinos de un crucero” que “un crucero de vinos”. Hoy más que nunca existen alternativas de cruceros alrededor de todo el mundo que, lejos de alimentar a una masa viajera, buscan despertar y satisfacer nuestros paladares con una selección especial de vinos y comidas. Chefs y sumilleres estarán a nuestras órdenes para darnos el gusto, en armonía con la travesía, los paisajes, los paseos y demás entretenimientos. Cursos, catas y maridajes a bordo, así como paseos por viñedos y bodegas, son parte del placer.

Estos cruceros son la solución para quienes, a falta de una buena selección de vinos en la embarcación, tratan de introducir a escondidas sus botellas. Y, aunque algunos cruceros lo permiten y cobran el descorche, a muchos nos queda la insatisfacción de no poder armonizar las diversas comidas con buenos vinos durante nuestras anheladas vacaciones.

Europa suele llevar la bandera en este tipo de cruceros a través de sus ríos o del Mediterráneo, en la grata compañía del dios Baco. Las alternativas son múltiples, grupos pequeños o grandes, desde uno a 15 días o más, para visitar ciudades como Barcelona, Marsella, Florencia, Roma, las islas griegas, o las riberas y viñedos de regiones como Borgoña, el Loira, el Duero y muchas más.

Junto a la creciente afición y expansión del mundo de los vinos, el turismo gastronómico se ha extendido a lo largo y ancho del planeta. Estados Unidos está desarrollando hermosas rutas que incluyen cruceros a lo largo de California y hasta en Alaska, donde tenemos la oportunidad de despertar y consolidar diferentes gustos. Resulta también interesante el éxito que han tenido los productores, sumilleres y chefs estadounidenses en los barcos europeos.

Un crucero enfocado en la experiencia del vino se rige según:
- Una región: ej. vinos de Italia
- Varias regiones: ej. grandes apelaciones
- Tipo de uva: ej. Zinfandel
- Bodegas y productores: ej. Mondavi
- Chef, sumilleres y personalidades renombradas que guían la experiencia gastronómica, ofrecen cursos y catas a lo largo de la travesía.

Contacte a su agente viajero, las organizaciones de su región preferida o investigue la internet.

El mundo del vino continúa creciendo por tierra y por agua. ¡Bienvenido a bordo y buen viaje… al ritmo del vino!

Inés Urdaneta

“El vino es la prueba constante de que Dios nos ama y quiere vernos felices”
Benjamín Franklin

miércoles, 16 de febrero de 2011

El voluptuoso Oporto

A muchos, oír hablar de Oporto nos hace la boca agua. La mayoría lo conocemos por la opulencia de su sabor a fruta madura dulce, su intenso color y su aterciopelada textura. Pero oportos hay muchos, tintos, blancos, claros y más profundos, desde los secos a los más dulces. Los ingleses impulsaron su producción en el s.XVII y hoy los podemos disfrutar en casi cualquier rincón del mundo como aperitivo o complemento del postre.

O porto significa “el puerto”, de donde se exportan los vinos desde Portugal. Los ingleses bautizaron al vino “Port” y los hispano parlantes “Oporto”. Pero no es esa ciudad costera y portuaria la sede de producción de los Oportos que disfrutamos, sino las riberas del Duero (Douro), Denominación de Origen al noreste de país. Un hermoso crucero de uno o dos días nos devela viñedos que se extienden en pasmosas terrazas que obligan a la vendimia manual.

Las variedades de oporto se producen a partir de diversas uvas locales: touriga nacional, tinta cão, tinta barroca, tinta roriz, touriga francesa y tinta amarela en los tintos; y malvasía fina, códega y malvasía rei en blancos. Al oporto se le denomina un vino fortificado, al que se le agrega aguardiente de brandy para interrumpir la fermentación del mosto, dejando azúcar residual y aumentando el grado de alcohol.

Los oportos blancos pueden ser jóvenes y también añejados, y de distintos rangos que van desde los secos a los más dulces. Sin embargo, se producen en menor escala y son menos conocidos internacionalmente.

Los tintos se rigen por la siguiente clasificación:

- Vintage: Rey de los oportos. Mejores uvas de un año declarado excepcional, aunque sea de distintas viñas: ej. 1997, 1999, 2000 and 2003. Se embotellan a los 2, 3 años de estar en depósitos de madera y evolucionan 10, 15 y 40 años en botella. Color y bouquet intenso, sabor frutado, complejo y algo tánico. No hay que confundirlos con los Single Quinta Vintages.
- LBV (Late Bottled Vintage): Vintage que al embotellarse a los 4, 6 años de pasar por madera, resulta algo más ligero que el Vintage clásico.
- Colheita: Vintage que al embotellarse a los 7 años de pasar por madera, resultan aún más suaves y delicados, pero no menos complejos y elegantes. Maduran menos años en botella.
Ruby Producto de vinos de distintas añadas que pasan 3 años en tanques de cemento o acero inoxidable. Color rojo claro rubí, de corte joven, fresco y afrutado.
- Tawny: Productos de vinos de distintas años que envejecen en madera 3 años antes de embotellarse y de 5 a 7 los Reserva. Color tostado o marrón producto de la oxidación. Los Tawny que especifican 10, 20, 30 y 40 años provienen de mezclas de vinos de los distintos años y sus oportos son complejos, corpulentos y refinados al mismo tiempo.
- Vintage Character: Buena selección de vinos jóvenes de distintos años que se mezclan y se añejan 3 a 4 años. Calidad superior al Ruby.

Los oportos se degustan mejor a temperatura ambiente o ligeramente frescos, luego de pasar por el proceso de decantación para separar el néctar de los sedimentos. Acompañan una buena tertulia, una buena lectura, a los quesos fuertes y también postres, sobre todo los almendrados y los de chocolate.

El oporto fue, es y seguirá siendo seductor para una gran parte de los amantes del vino. En medio de los líos de la economía mundial, su producción creció más de un 3% en el 2010, para complacernos con más de… ¡85 millones de litros! El año pasado, Wine Spectator seleccionó entre los 100 mejores vinos al Dow Vintage del 2007 y lo calificó con 100 puntos.

El mundo se sigue expandiendo… ¡al ritmo del vino!

Inés Urdaneta

“El Oporto no es para los más jóvenes, triviales y activos. Es la complacencia de la edad y el compañero del sabio y el filósofo.”
Evelyn Waugh

viernes, 11 de febrero de 2011

Portugal y sus vinos

Doce millones de habitantes en 90 mil kilómetros cuadrados de territorio hacen la magia que encanta a más de 20 millones de turistas que visitan y degustan los vinos de Portugal cada año. Eso sin contar el hechizo de los Oportos que disfrutamos en cualquier rincón del mundo. Desde hace dos décadas, Portugal produce vinos cada vez más selectos y ofrece espléndidas y contrastantes rutas vinícolas donde coexisten artesanía y tecnología.

La historia del vino en Portugal se remonta a los fenicios. Durante siglos produjeron vinos jóvenes y de mesa para satisfacer las apetencias de sus habitantes y de los colonizadores. Entre 1600 y 1700 cautivaron a los ingleses con sus vinos Oportos, con quienes afianzaron la exportación. La plaga de la filoxera y décadas de dictadura en el s. XX acabaron con grandes extensiones de viñedos; sin embargo, después de la entrada a la Comunidad Europea en 1986, hoy Portugal cuenta casi 500 variedades de uvas autóctonas, 29 zonas vinícolas que cubren casi todo el país y su lugar entre los 12 mayores productores del planeta y entre los 10 primeros países consumidores.

Compromiso y modernidad es hacia donde apuntan los vitivinicultores de hoy. Con su herencia, la riqueza de variedades únicas y la peculiaridad de sus sabores, buscan abrirse camino en el mercado internacional; a pesar de la inclinación por uvas más conocidas y de los traspiés de la economía mundial.

Cepas aborígenes tintas de Portugal son Touriga Nacional, Roriz, Baga, Castelão, Touriga Franca y Trincadeira o Amarela. Entre las blancas están Alvarinho, Loureiro, Arinto, Encruzado, Bical, Fernão Pires, Moscatel and Malvasia Fina. Sus vinos van desde los blancos secos, ácidos y frescos a los robustos, dulces y fortificados portos.

Entre sus vinos más famosos está el “vino verde” que no es verde, sino blanco y tinto. Verde es por joven y se recomienda tomarlo dentro de sus primeros cinco años de vida. En general, es seco, ácido y muy refrescante… casi espumante. Armoniza estupendamente con los mariscos de cáscara. Proviene de la Denominación de Origen Vihno Verde al noroeste del país y de varias uvas que suelen incluir las Albarihno y Loureira.

Aparte de los Portos u Oportos, de los que hablaremos en nuestra próxima edición, The Wine Spectator calificó a Quinta do Vallado Douro del 2007 con 96 puntos y al Douro Reserva 2007, Touriga Nacional, con 94 puntos. Ambos fueron reconocidos entre los 100 mejores del 2010.

El esfuerzo está valiendo la pena. Visitar sus hermosas costas, sus viñedos, conocer su historia, la riqueza de su cultura, degustar su sabrosa cocina y la variedad de sus vinos, es ganancia. Portugal es símbolo de diversidad, renovación y crecimiento… ¡al ritmo del vino!... Saúde!

Inés Urdaneta

“Fue el aislamiento prolongado de las tendencias de la moda lo que preservó en Portugal la riqueza de uvas autóctonas y que hoy se distinguen en una Europa invadida de uvas internacionales”

Hugh Johnson y Jancis Robinson

martes, 1 de febrero de 2011

Los sulfitos del vino

Sulfuro, azufre, dióxido sulfúrico… De cualquier manera que se les conozca, los sulfitos existen en la tierra, en los frutos que nos da y en nuestros organismos. La piel de la uva tinta es la que más sulfitos naturales aporta a sus vinos; y es a los vinos blancos, rosados y dulces a los que más sulfitos extra se les añaden en el proceso de vinificación. En algunas personas, esto genera inquietud por sus posibles efectos secundarios.

Existe un interés creciente en elaborar vinos orgánicos que no contengan sulfitos adicionales. Pero están los enólogos que dicen ser “orgánicos… ¡hasta que algo salga mal!” Lo cierto es que desde hace milenios se les ha agregado a los vinos por su valor antiséptico, antibacterial, para controlar la fermentación, para extraer el color de la piel, evitar la oxidación, preservar el vino y garantizar que perduren sus bondades y su complejidad. Además, el dióxido sulfúrico ha probado ser un buen desinfectante de los envases que contienen las uvas, el mosto y el vino.

Si bien su uso ha disminuido entre algunos productores, la vasta mayoría lo utiliza en alguna proporción. Una dosis exagerada de sulfitos resulta en un vino opaco, con olor desagradable a cerilla o fósforo encendido, a huevo podrido, además de conferirle mal sabor. Por otro lado, los vinos que sólo contienen los sulfitos naturales de la uva son de vida corta, pierden aromas, color, brillo, complejidad y, con suerte, sobrepasan el año de vida.

Una vez ingeridos los sulfitos del vino, éstos se eliminan por la orina sin efectos secundarios en la gran mayoría de las personas. El gran riesgo de los sulfitos adicionales está entre los alérgicos y, especialmente, los asmáticos. Pero sólo del 3 al 8% de los asmáticos es sensible a éstos. Aunque los dolores de cabeza los pueden producir otros aspectos, éstos suelen asociarse al preservativo. Síntomas alérgicos incluyen reacciones en la piel, dificultades respiratorias y digestivas. Usted sabrá si es sensible a ellos si su organismo reacciona negativamente ante la alta proporción de sulfitos que poseen los albaricoques deshidratados.

Para una dieta saludable, la Organización Mundial de la Salud recomienda 0.7 miligramos diarios por cada kilogramo de nuestro peso. Los sulfitos naturales del vino no alcanzan los 10 miligramos por litro (mg/l), y tampoco suelen ser percibidos. En Estados Unidos y Europa la etiqueta debe advertir que el vino contiene sulfitos cuando sobrepasa los 10 mg/l. En USA el máximo permitido es 350 mg/l. En Europa varía: 160 mg/l para los tintos, 210 mg/l para blancos y rosados, y 400 mg/l para los dulces. ¡Hagamos cuentas!

Frente a la creciente inquietud naturista y orgánica, el tema sigue debatiéndose. Recientemente, algunos productores estadounidenses solicitaron al Departamento de Agricultura que les permita etiquetar como “orgánicos” los vinos con hasta 100 mg/l de sulfitos.

Definitivamente, el gran reto es mantener la armonía en medio de los condicionantes, a beneficio de la minoría alérgica y de la mayoría que disfruta la vida… ¡al ritmo del vino!

Inés Urdaneta

“Envidio a quienes beben. Al menos saben a qué culpar de todo.”
Oscar Levant