viernes, 15 de abril de 2011

Syrah o Shiraz

Si bien los nombres nos pueden transportar a una fantasía y mil leyendas en Persia, las investigaciones apuntan a que la uva tinta Syrah o Shiraz es de origen francés, al norte del Rhône. Es el fruto del cruce de Dureza y Mondeuse Blanche. Y tal vez no será al Medio Oriente, pero no podremos evitar que los aromas y sabores de sus vinos nos arrastren hacia alguna otra dimensión.

Syrah y Shiraz denotan la misma uva y se diferencian de la Petit Syrah, de la que hablaremos en otra ocasión. Syrah se utiliza en Europa, en casi toda América y nueva Zelanda; mientras que en Australia y Sudáfrica se le reconoce como Shiraz.

La uva crece con facilidad en climas menos fríos y produce vinos fáciles de tomar, desde los más frescos a los más intensos y con cuerpo, que varían de sabor dependiendo de la zona. Sus bondades hacen que esté ampliamente sembrada alrededor del mundo para ofrecernos vinos varietales (solamente Syrah), o vinos que mezclan distintas vides.

El Valle de Rhône produce la mayor cantidad de Syrah de Francia. Sus suculentos vinos Hermitage y Cote Rotie suelen apuntar a tonos más ahumados y minerales. Los de América y Australia son más voluptuosos, aterciopelados y afrutados, con tonos a mora, frutos del bosque, pimienta y chocolate amargo. Las formas más populares actualmente se producen en los valles Barossa, Hunter y McLaren Vale de Australia. También están ganando prestigio los chilenos y estadounidenses.

Los taninos del Syrah de uva madura son firmes sin ser agresivos. Dependiendo de cuán tánico sea, el vino puede aguantar algunos años de guarda. Se disfruta mejor de 15 a 17ºC (59º a 64ºF), y armoniza estupendamente con carnes rojas, estofados y comidas de sabores fuertes con especias.

Entre sus 100 mejores vinos del 2010, el Wine Spectator escogió 10 Syrah/Shiraz:
- Two Hands Shiraz Barossa Valley Bella’s Garden 2008, con 94 puntos (Australia)
- Schild, Shiraz Barossa 2008, con 94 puntos (Australia)
- Alban, Syrah Edna Valley Alban Estate Reva 2006, con 97 puntos (California)
- Tensley, Syrah Santa Barbara County Colson Canyon Vineyard 2008, con 95 puntos (California)
- Owen Roe, Syrah Yakima Valley Red Willow Vineyard Chapel Block 2008, con 97 puntos (Washington)
- Zaca Mesa, Syrah Santa Ynez Valley 2006, con 93 puntos (California)
- Mollydooker, Shiraz McLaren Vale Carnival of Love 2009, con 94 puntos (Australia)
- Fetish, Shiraz Barossa Valley The Watcher 2008, con 91 puntos (Australia)
- Agricola La Viña, Syrah Colchagua Valley Polkura 2008, con 91 puntos (Chile)
- De Martino, Syrah Choapa Valley Legado Reserva 2007, con 90 puntos (Chile)

Es hora de probar y comparar… El Syrah/Shiraz sigue ganando terreno en el mundo y en nuestros paladares… ¡al ritmo del vino!

Inés Urdaneta


“Una botella de vino pide que la compartamos. Nunca he conocido un amante del vino que sea miserable.”
Clifton Paul Fadiman

martes, 12 de abril de 2011

Recorriendo la tierra de los vinos de Nueva Zelanda

El crecimiento de la industria vinícola en Nueva Zelanda ha sido sorprendentemente progresivo y consistente en las últimas décadas, desde que se lo propusieran en las décadas de los 60-70, cuando suplantaron las tierras de pastoreo por viñedos. Recorrerlos es una experiencia que se acerca a la fantasía, entre variadísimos y hermosos paisajes.

Se trata de un país joven y relativamente pequeño, al sureste de Australia, con alrededor de 4 millones de habitantes que fueron parte de la colonia británica. Hoy, Nueva Zelanda cuenta cerca de de 600 bodegas y produce más de 200 millones de litros anualmente, tras duplicar su producción del 2006 al 2009. El país exporta un poco más de la mitad de su producción, mayoritariamente a Australia, Inglaterra y Estados Unidos.

Para recorrer sus viñedos podemos valernos de las agencias especializadas de turismo. Pero una opción especialmente atractiva por la excelente infraestructura vial, las facilidades para acampar, el ahorro y la seguridad que ofrece Nueva Zelanda, es el motorhome o autocaravana. Estos son cómodos y modernos y le dan libertad para detenerse en cualquiera de los parajes que guste, por el tiempo que desee. Podrá disfrutar la experiencia del vino con absoluta tranquilidad.

Como los viñedos y las bodegas se extienden a lo largo del país, siempre habrá alguna cerca, entre praderas, montañas, lagos, mares, volcanes y glaciares. Disfrutará de las más modernas a las más artesanales. Entre sus más famosos vinos están el Sauvignon Blanc y el Pinor Noir, además del Chardonnay, Riesling, Gewürztraminer, loss espumantes, el Merlot, el Cabernet y el Syrah. En general se conocen por la intensidad de sus tonos afrutados, que satisfacen el gusto de los aficionados.

Mission State en Hawke’s Bay tiene valor histórico por haber sido la primera bogeda, fundada por misioneros católicos en 1851. Es la más grande y ha ganado numerosos premios. Otras regiones importantes a visitar son Marlborough, Martinborough, Auckland y Wellington. Sus vinos son cada vez más reconocidos mundialmente.

Entre los 100 mejores vinos neozelandeses del 2010, según el Wine Spectator están dos Pinoit Noir: el Craggy Range, Martinborough Te Muna Road Vineyard 2008, con 93 puntos; y el Yealand, Marlborough 2008, con 91 puntos. Según Wine advocate 1998, 2006, 2007 han sido las mejores añadas y sus vinos están listos para descorchar.

Los horizontes se siguen expandiendo y evolucionando… ¡al ritmo del vino!

Inés Urdaneta

“El vino es poesía embotellada”
Robert Louis Stevenson

viernes, 1 de abril de 2011

Las reglas del vino según Nickles

La armonía del vino con las comidas puede resultar a veces complicada. La sumiller y escritora Jane Nickles ofrece 12 reglas básicas para ayudarnos a entender el éxito y fracaso de algunas combinaciones.

1) Ácido con ácido: Las comidas ácidas, con cítricos y tomates por ejemplo, hacen que disminuya la sensación ácida del vino y lo aplanan. Por lo tanto, las comidas ácidas van con los vinos más ácidos como Chardonnay, Sauvignon Blanc, Sauvigon, Pinot Grigio y los tintos Gamete y Pinot Noir.

2) Dulce con dulce: Las comidas con dulce hacen que disminuya la sensación dulce del vino, lo aplanan y lo hacen más ácido y amargo. Los vinos secos con comidas dulces matan los tonos afrutados del vino. El vino debe ser más dulce que la comida o el postre.

3) Taninos con taninos: Las comidas tánicas, como por ejemplo las nueces, el té, café y los frutos del bosque, suavizan los taninos del vino. Un buen tinto añejado lo acompañaremos estupendamente con comidas con nueces, arándanos…

4) Grasas con ácidos y taninos: Las comidas grasosas como carnes, quesos, cremas, mantequillas y aceites disminuyen las sensaciones ácidas y tánicas del vino. Se equilibran mutuamente.

5) Salado con ácido: Las comidas saladas se neutralizan con vinos ácidos y espumantes.

6) Salado con dulce: Las comidas saladas, como por ejemplo la soya, el sushi y el queso azul, se equilibran estupendamente con vinos dulces como el moscato, el Riesling y el Sautern.

7) Salado con bajos taninos: Las comidas saladas resaltan la amargura y los tonos minerales del vino tánico. No son buena combinación. Se recomiendan mejor blancos y tintos como Beaujolais o Pinor Noir.

8) Más amargo con menos amargo: Las comidas amargas, como la berenjena, los hongos, repollos de bruselas, espárragos, brócoli, radicchio, berros, arugola o chocolate amargo, acentúan la amargura del vino y lo hacen imbebible. Elija vinos como Gewurztraminer, Semillon o tintos más suaves.

9) Similitud de sabores: Los sabores parecidos se potencian mutuamente. Las comidas con frutas armonizan con vinos afrutados, las picantes con vinos con tonos a especies como Riesling y Gewuertraminer, los sabores a tierra como los hongos, van con vinos terrosos como Pinot Noir, pimienta verde va con los tonos de pimienta del Cabernet Sauvignon.

10) Contraste de sabores: Los sabores contrastantes entre las comidas y el vino pueden contrarestar el aburrimiento y añadir un toque interesante. Sin embargo, esto es más complicado y nos forza a probar combinaciones.

11) Similitud en texturas: Comidas ricas y elaboradas combinan con vinos fuertes y corpulentos, y las comidas ligeras van mejor con vinos suaves. Entre los blancos suaves están el Sauvignon Blanc y el Riesling. Y entre los tintos suaves, están el Beaujolais y Pinot Noir.

12) Contraste de texturas: a veces funciona pero es riesgoso. Comidas y vinos pesados en algunos casos resulta pesado. Vinos más suaves con carnes o postres grasosos resaltan el sabor de las comidas y le dan protagonismo.

13) Picantes con dulces: El dulce de vinos como Riesling y Gewurztraminer apagan la sensación de quemazón. Los vinos ácidos como Chardonnay y Sauvignon Blanc acentúan y perpetúan el picor.

14) La psicología: Muchas veces más que la armonía de comidas y vino, es la ocasión y nuestras emociones lo que enaltece la experiencia. Si bien las fresas y la champaña no son la mejor combinación al paladar, lo hemos asociado con el romance y el placer.

La consigna es probar y comparar. Las posibilidades dentro del mundo del vino y la gastronomía son infinitas… tan infinitas como la diversidad de ocasiones para disfrutar… ¡Al ritmo del vino!

Inés Urdaneta

“El vino proporciona un gran placer y cada placer es en sí mismo un bien”
Samuel Johnson