viernes, 11 de marzo de 2011

El Carmenère

Confundida entre las uvas Merlot y Cabernet, la preciada Carmenère había existido en Chile desde mediados de 1800 cuando llegó de Burdeos, Francia. Luego de la plaga de filoxera que acabó con grandes extensiones vinícolas del mundo, la uva tinta Carmenère se pensaba extinta. Felizmente, su redescubrimiento en los 90 ha coincidido con el impulso al desarrollo de vinos de calidad en Chile; un extraordinario acontecimiento para los amantes del vino que aprecian su rojo profundo, el balance de sus sabores a fruta madura y sutiles tonos herbáceos de pimienta verde, su corpulencia media y aterciopelada textura.

Chile posee la fortuna de desplegar viñedos protegidos por la Cordillera de Los Andes y por los vientos del Atlántico. La filoxera no es amenaza. Aunque muchos afirman la resurrección o reencarnación del Carmenère, podemos mejor hablar de su evolución en el nuevo mundo, como quien emigra de un país a otro que, a pesar de conservar su esencia, nunca es ni será igual.

El Carmenère continúa desarrollándose. Actualmente conforma el 7% de la plantaciones de Chile, frente al 12% del Merlot. Aunque cada vez presenciamos el aumento de los vinos producidos solo con esta uva (varietal), la mayoría de los productores se vale de ella para suavizar los Cabernets, complementar y balancear las mezclas con su fuerte sabor a mora, a ciruela y sus bajos taninos.

Los vitivinicultores siguen experimentando. El éxito del Carmenère en nuestro paladar depende en gran parte de la vendimia. Esta uva madura más lentamente que las Cabernet. Si no llegó a su punto óptimo de maduración, los aromas más fuertes serán herbáceos y, con mucha probabilidad, el vino no resultará en el disfrute que esperamos. La uva madura evitará tonos agresivos de pimienta y pimiento verde que descompensan el néctar.

Entre los nombres más recomendados a explorar y probar están: Koyle Royale, Casa Apostolle, Carmin de Peumo de Concha y Toro, Viña Von Siebenthal y Almaviva.

Al ser de cuerpo medio, estos vinos suelen ser muy versátiles en la mesa. En general los varietales son afrutados, poco ácidos y tánicos, por lo que en general combinan con comidas bajas en grasa, carnes magras blancas y vegetales de sabor fuerte. Si predomina la fruta madura, van bien con comidas algo picantes.

Si va o está en Chile, podrá visitar viñedos a tan sólo 50 kilómetros de Santiago. Carmenère se da mejor en zonas más calurosas, para una cálida bienvenida. El Valle de Colchagua está desarrollando cada vez más sus rutas vinícolas como destinos turísticos… paisajes, entretenimiento, cultura y gastronomía… Pero ya no solo es Chile el lugar de los Carmenère… California se la llevó a sus terruños y sorpresivamente, también reapareció en Veneto, Italia.

El mundo se sigue moviendo y el Carmenère sigue creciendo… ¡al ritmo del vino!

Inés Urdaneta

“La comida es la parte material de la alimentación, pero el vino es la parte espiritual de nuestro alimento”.
Alejandro Dumas.

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