miércoles, 1 de diciembre de 2010

Buena suerte y felicidad en China

La historia del vino en China se remonta a más de 4.500 años. Pero es solo recientemente, que ha visto su producción, la importación y el consumo, crecer a pasos agigantados. No en vano, en este país, el rojo simboliza buenos augurios, alegría y felicidad.

Más de 1.300 millones de habitantes… Casi el 20% de la población del mundo con oportunidades crecientes de riqueza, de los cuales aproximadamente el 20% ya forma la clase media emergente. Estas cifras están haciendo virar la meca comercial de la industria del vino. En la China desigual, inmensa y prometedora, el promedio de ingesta anual ronda el medio litro por persona. En el país de la cerveza y el baijiu, éste parece un dato pálido, pero cuando  hablamos de un 18% de crecimiento anual, un 400%  de incremento en consumo de vinos importados desde el 2004  y sumamos, nos percatamos de que se trata de… ¡un mercado gigantesco que apenas está naciendo!

Los franceses lideran en este terreno. Además de artistas como Miró y Dalí, Xu se convirtió en el segundo chino en dibujar el emblema de la afamada casa Mouton Rothschild, en 2008.  El pasado mes de noviembre en Hong Kong, la subasta de vinos de Christie’s realizó ventas superiores a los $10 millones.  Semanas antes, Sotheby’s había vendido en esta caleidoscópica ciudad la botella más cara del planeta. Aspirando inicialmente $8.000 por un Château Lafite de 1869, esta firma la cedió a un comprador privado por la pasmosa cifra de $233.972. La subasta de 2.000 botellas de Lafite cerró con ventas que casi tocaron los 8.5 millones de dólares. ¡Se lee fácilmente! Lo cierto es que, sea una burbuja o no, los precios de los Bordeaux y los Burgundy se están inflando vertiginosamente.

Los millonarios chinos no son los únicos que disfrutan las alegrías del vino.  Las extravagancias de los más ricos despertarán el interés, al igual que las noticias de los beneficios del vino para la salud; pero es el traspasar fronteras a través de viajes de placer, trabajo, estudios, libros y películas, lo que ha impactado a los cuantiosos grupos emergentes que aprenden a apreciar el vino con las comidas.  Para la mayoría también representa estatus, sofisticación y menor riesgo, por no contener tanto alcohol como el popular baijiu.
China es el séptimo productor de vinos del mundo. Más del 90% se consume localmente. Curiosamente, en las etiquetas de sus vinos sólo se leen características como “tinto seco”, en vez del tipo de uva, añada, etc. Aún muchos lo mezclan con jugos o sodas para endulzar su sabor. El 90% del vino que se consume en este país es el tinto, que cada vez cobra más protagonismo en bodas, celebraciones, reuniones de negocios y encuentros  diplomáticos.  La tendencia actual favorece a los vinos importados suaves, poco ácidos y tánicos; pero cada vez más se sofistica el paladar de los habitantes de este país colosal.

Exportar vino a China representa un potencial sin dimensiones que ya está siendo aprovechado por Francia, Italia, Australia, Estados Unidos y Chile, entre otros. Aún queda otro sector por desarrollar. Firmas prestigiosas francesas y de otros países están uniendo esfuerzos con China para potenciar la producción vitivinícola local. Los retos están develados, las áreas son muchas, desde la producción, al mercadeo y ventas.  Los números son grandiosos…

El rojo comunista pareciera ir cediendo su espacio al otro rojo brillante y luminoso, que se expande llevando alegría, suerte y felicidad… ¡al ritmo del vino!

Inés Urdaneta
José Luis Estela

“A $3.200 la copa, Hong Kong encabeza el mundo del vino”
Guillaume Jourdan

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