viernes, 12 de noviembre de 2010

¡Padrísimo!

Viajar a México siempre ha sido muy rico… Rico de ricura y rico de riqueza… Su historia, sus monumentos y ruinas, su cultura, arquitectura, artesanía, música y colorido, sus playas, su gastronomía y, ahora más que nunca, sus vinos. México fue el primer lugar de América donde se estableció la vitivinicultura.  Hoy en día es una industria “padrísima”, pujante y vibrante.

Vides silvestres existieron desde mucho antes de la llegada de los españoles. Pero es a Hernán Cortés a quien se le debe la llegada de vides europeas, la promoción del cultivo y producción vinícola en los años de 1500. Los colonizadores consumían vino como parte de la dieta cotidiana, como alimento y medicina. Los misioneros católicos lo necesitaban para celebrar misas y así se encargaron de los cultivos. Los Jesuitas desarrollaron Baja California (península al noroeste de México), y California desde San Diego a Sonoma.   Avatares de la historia provocaron altibajos en la producción. No es sino hasta la segunda mitad del siglo XX cuando se revitaliza gracias a la ambición de los locales y la influencia de europeos y californianos que vieron el potencial de estas tierras y conocían el arte y ciencia de la vitivinicultura.

En los últimos 10 años, el crecimiento del consumo del vino en el país del tequila ha sido significativo. El año pasado se vendieron 66 millones de botellas dentro de país, de los cuales cerca del 40% fue vino local. Tienen un gran valor precio calidad. Múltiples premios internacionales han aumentado la autoestima de sus productores.  Las mayores exportaciones se dan principalmente a los diversos países de Europa, y luego a Estados Unidos, Canada y Japón. 

Si bien hay buenas producciones en Zacatecas y Querétaro (área central de México), los vinos más renombrados son los de Ensenada, en Baja California, especialmente los del Valle de Guadalupe.  De aquí podemos disfrutar los Cabernet Sauvignon, Merlot, Nebbiolo, Tempranillo, Petit Sirah, Zinfandel, Chenin  Bland y Chardonnay.  La Cetto, Monte Xanic, Pedro Domecq, Château Camou, Santo Tomás y Casa Madero, son los nombres a buscar.  

En Ensenada se respira vino, se habla del vino, se produce vino, se toma vino y se disfruta a ritmo del vino. Recorrer los viñedos a caballo es especialmente atractivo. El clima se asemeja mucho al del Mediterráneo y los paisajes son hermosos. La Ruta del Vino en Baja California ofrece bodegas desde las más artesanales a las más sofisticadas, hoteles “boutique” que se encargan de acogernos, restaurantes caseros y también refinados y; desde estas tierras, podemos conocer comunidades ancestrales, visitar galerías y lugares históricos, disfrutar de las playas y la vida campestre.

Los vinos del México lindo y querido no estarán entre los más tradicionalmente conocidos del mundo, pero están ganando su espacio dentro y fuera de sus fronteras.  Su crecimiento y consolidación apenas comienza. Su futuro luce prometedor y, por demás está decir… ¡padrísimo!

Inés Urdaneta
José Luis Estela


“Los vinos que más se recuerdan no son necesariamente los mejores que se hayan probado. La calidad excelsa puede no gozarse tanto como aquel vino más humilde bebido en circunstancias especiales”.
H. Warren Allen

No hay comentarios:

Publicar un comentario