viernes, 10 de septiembre de 2010

Corcho o sintético

Para muchos es confuso desenroscar la tapa metálica de un vino o extraer un tapón sintético, en vez del tradicional corcho. Puede hacernos dudar de la calidad del vino. Esta es una polémica de años recientes.

El corcho ha sido el producto tradicional y natural utilizado para cerrar las botellas de vino y los espumantes, por su ligereza, elasticidad, compresibilidad, impermeabilidad a líquidos y gases, y por ser aislante térmico que raramente se pudre. Sin embargo, se ha hecho un producto difícil por: A) su escasez, debido al el crecimiento de la industria vinícola, B) su precio (0.5 a 0.80 euros), y C) la conocida aparición de hongos que dañan el vino y le dan ese sabor a moho, que puede acabar con la reputación de la marca. El corcho proviene del tronco del árbol alcornoque, sembrado mayoritariamente en Portugal, España y Francia. Su maduración en árbol requiere de 20 a 30 años, lo cual complica el sostenido cuidado y control forestal de estas siembras, que se ven afectadas por la contaminación del compuesto TCA y, en edades tempranas, de los jabalíes del lugar.

Para satisfacer la demanda de tapones que no corran el riesgo de estar contaminados, que sean más económicos y estén más disponibles, se diseñaron diferentes aglomerados derivados del corcho, los tapones sintéticos y las tapas metálicas. Debido a que el tradicional corcho, bien producido, controlado y sin contaminantes, puede mantener el vino durante 20 años, la solución encontrada por muchos ha sido reservar su uso para aquellos vinos que son para guardar y añejar y, así, utilizar las tapas más económicas y limpias para los vinos jóvenes que se han de disfrutar en el intervalo de unos tres años.

El descorche ha sido y sigue siendo un ritual. Con los vinos añejos, los reserva y gran reserva, es emocionante el proceso del extraer lentamente el corcho y satisfacer la incógnita del aroma y el perfume que se ha desarrollado y protegido dentro de una botella especial. Es un deleite asomarnos y olfatear un corcho sano, impregnado del néctar que cuidadosamente hemos dejado soñar durante años.

¡Salud!

José Luis Estela
Inés Urdaneta


“El mundo entero tiene más o menos tres vasos de vino de retraso.” Humphrey Bogart

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