martes, 28 de septiembre de 2010

Chocolates y vinos

Evoquemos la deliciosa sensación de un rico y sedoso chocolate deshaciéndose suavemente en nuestra boca…  Imaginemos alguna bebida con la que exaltaríamos todas las sensaciones…

Si bien los mayas acompañaban los productos del cacao y la uva hace 2000 años, nuestras civilizaciones han asumido dificultades para maridarlos,  debido a que se percibía la tendencia de uno a anular al otro, o a acrecentar la amargura y acidez, en vez de potenciarse mutuamente.  La pauta generalizada y de mayor éxito ha sido combinar el chocolate con vinos tanto o más dulces que el propio chocolate. Si bien esta sigue siendo una norma viva, en los últimos años la curiosidad nos ha llevado a probar y disfrutar sabores inéditos. La gastronomía, en fin, es un “lío de alimentos con gusto”. Una alternativa más amplia es unir chocolates más suaves con vinos de poco cuerpo y los más amargos con los de mayor estructura y cuerpo, aunque sean secos.

La afición por el chocolate es mundial. Existen no sólo diferentes granos de cacao, sino innumerables formas de mezclarlos con el aceite de cacao, el azúcar, nueces, frutas, especies y sucedáneos. Cada combinación produce sendos sabores que pueden acoplarse con gran variedad de vinos en el mercado. En años recientes, ha aumentado el consumo de chocolate semi amargo, del que se han encontrado tantos beneficios para nuestra salud cuerpo-mente. Armonizarlo con vino es una aventura.

El chocolate blanco es más dulce y mantecoso. Para acompasarlo, puede probar el Moscato que realzará la cremosidad del chocolate y, a su vez, el chocolate avivará los tonos frutales del Moscato. Si quiere contrastar, pruebe con un Primitivo o Zinfandel. Los azúcares del chocolate suavizarán la amargura del vino.

Por ser dulce y consistente en alcohol, el Porto siempre ha sido una apuesta segura para combinar el chocolate con leche, cremoso o en mousse, al igual que el Banyuls; pero también puede contrastarlo con Pinot Noir, Merlot o Shiraz que tienen un cuerpo medio y le aportan los aromas frutales del bosque. Si el chocolate contiene frutas entonces le sugerimos que lo aparee con un Espumante o Champaña.

Para armonizar el cada vez más valorado chocolate negro, semi amargo o amargo, necesitaríamos vinos más robustos y más tánicos o amargos. Sin embargo, no se recomiendan los añejos para no arriesgar el maridaje por el intenso y atesorado bouquet del vino. Si el contenido de cacao es bajo, puede ir con un Merlot. Si, por el contrario, es más alto, ¡arriésguese y gane con un Cabernet Sauvignon o un Zinfandel! El Cabernet prueba ser una uva muy versátil. La sinergia de ambos lo sorprenderá por la forma como se aportan intensidad, complejidad y riqueza mutua.
                                                                                                      
Ya son conocidas las virtudes antioxidantes y las descargas químicas placenteras que provocan tanto el vino tinto, como el chocolate negro con alta concentración de cacao. Un ritual feliz pudiera ser disfrutar diariamente 4 onzas de vino junto a 100 gramos de chocolate. Comience por pasar de evocarlo e imaginarlo a hacer la prueba…  ¡Umami!

José Luis Estela
Inés Urdaneta

“Vinito, vinito, sagrado alimento, ¿qué hacés afuera?, ¡venite pa’ dentro!”
(Autor desconocido).

1 comentario:

  1. Buenisimo...una vez probe un porto Roche 66 con un chocolate oscuro gourmet the Cacao Fine Chocolates...simplemente alucinante!!! Salud!
    http://www.cacao.com

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