miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Salud?

El valor nutricional del vino es mínimo. Tendríamos que rebasarnos para sumar las calorías, carbohidratos, proteínas, fibras, vitaminas y minerales que requerimos… ¡y no podríamos mantenernos en pie!  Sin embargo, ya los egipcios y los griegos habían referido su valor medicinal, desinfectante, digestivo, diurético y ansiolítico.  Por contener alcohol, durante siglos fue considerado una bebida más segura que el agua. Muchos son los europeos que de niños fueron inducidos a aprender a beber vino. En los últimos años, el tema ha planteado un sinfín de controversias.

Apenas en la primera mitad del s. XX, Estados Unidos, Méjico, algunos países de Europa del norte y la Unión Soviética, pasaron años bajo la “Prohibición”. Disposiciones legales vetaron su producción, venta y consumo, para prevenir el abuso del alcohol y sus efectos perniciosos en la sociedad. Hace relativamente poco tiempo, en 1970, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos censuró la publicación de los resultados de una investigación, el “Framingham Heart Study”, que había encontrado bondades cardiovasculares como consecuencia del consumo de vino. Hoy, en muchos países de medio oriente, Asia Central y el norte de África permanece prohibido. Para algunos protestantes y para los millones de musulmanes, las razones son fundamentalmente religiosas, por no mantener la presencia de Dios o Alá, e incitar al pecado. 

No fue sino hasta hace casi nada, en 1991, que tras el programa de TV “60 minutos” en Estados Unidos, se habló abiertamente de la “paradoja francesa”. Ésta contrastaba el consumo de alimentos grasos y pesados cargados de colesterol dañino, como los quesos, jamones, mantequillas, cremas y patés, frente a la salud cardiovascular de los franceses en general, que ingieren vino tinto de forma regular.

Cientos de estudios se siguen llevando a cabo en estos últimos años. Las restricciones se han ido levantando en occidente y con ellas han ido cayendo sus mafias.

Cada vez más hay pruebas e indicios de los beneficios médicos del vino. La piel de la uva tinta que produce los taninos, contiene el antioxidante resveratrol y quescetin, responsable de limpiar las arterias de las placas de grasa  perjudicial. Al vino tinto también se le vincula con la producción de colesterol bueno, entre otros provechos. No obstante, también existen estudios de los perjuicios del alcohol.

Ni la Organización Nacional del Corazón (USA), ni el Instituto del Corazón, Pulmón y Sangre, recomiendan el consumo de alcohol a modo de prevención. Estudios también asocian su alto consumo con adicciones y otros problemas de salud, como triglicéridos y presión arterial elevados, daños al hígado, obesidad, ciertos tipos de cáncer, cardiomiopatía, pérdida temporal de la capacidad de control y juicio, y accidentes numerosos, variados y hasta mortales. Se recomienda evitar el consumo regular de cualquier tipo de alcohol si se está en etapa de desarrollo, si se padece del corazón, del hígado, del páncreas, de úlceras pépticas, problemas del riñón, próstata, epilepsia, alcoholismo, si está en la pre menopausia con antecedentes de cáncer de mama, si toma diariamente aspirinas, acetaminofén o ciertos medicamentos.

El debate sigue en pie.  Los productores del vino, sus amantes consumidores y los investigadores siguen su ritmo.  Para muchos que no están en los grupos de riesgo, los beneficios y su disfrute son superiores. En nuestra próxima edición continuaremos con este tema… ¡Salud!

José Luis Estela
Inés Urdaneta

“Vino y salud… no hay beneficios sin precaución”
Jim LaMar

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